Por Manuel Araníbar Luna.
‘Cobear’
y ‘dar coba’, además de sus variantes “dar por la coba” o ‘dar con
la coba’ son términos que en un principio fueron usados en Lima principalmente
entre personajes marginales.
Después, como suele suceder, pasó a ser de uso
general. Se escuchó por primera vez en los medios hace unos treinta años en un
reportaje para un magazine de TV. El
periodista preguntó a un drogadicto callejero acerca de cómo podía pagar su
vicio si no tenía trabajo.
“Chancaca, mi adú, me le pego a unos pitucos recontra
fumones, les cobeo todas sus babosadas, les computo sus ketes para calmar sus
angustias y nos prendemos a forro”, le respondió el
drogo bajo los efectos de la PBC.
El periodista se
quedó en la luna y a lo único que atinó fue a preguntar por el significado de
“cobear”, pero se cortó el programa por un inoportuno apagón, como solía
ocurrir durante aquella época de terrorismo urbano.
Siguiendo la corriente...
Apuntamos la palabreja como una nueva curiosidad del hampa
chalaca y su terminología de drogadicción. Descubrimos entonces
que ‘cobear’, ‘dar por la coba’, o ‘con la coba’ significa adular o seguir la
corriente al interlocutor para sacar provecho
de la situación. Y ‘cobero’,
es quien tiene la costumbre de adular interesadamente. Después, ‘dar por la coba’ lo asociaban con ‘maletear’,
es decir, hablar o chismosear, ‘rajar’ de otra persona.
Más tarde, buscando
en el diccionario, nos dimos con la sorpresa de que dicho término es
antiquísimo. Y no precisamente de origen peruano. Encontramos la siguiente definición:
2. f. coloq. Halago
o adulación fingidos. Dar
coba.
3. f. germ. Moneda
de un real.
Luego, escarbando en textos de la web pudimos
encontrar un añadido:
“…Es, por tanto, una voz coloquial o de los bajos fondos–, que también puede significar dinero o gallina. De hecho, la voz coba proviene seguramente de cobar, que significa empollar sus huevos la gallina. Es probable que el término boca sufriera una metátesis, es decir, una transposición de las sílabas en su fonética para degenerar en coba, ya que el engaño se hace hablando. En el lenguaje de germanía no es infrecuente toparse con palabras que han sido dadas la vuelta para que no fuesen comprendidas por quienes no dominaban esta jerga”[1].
Luego, como la llamada metátesis existe en todas las jergas delincuenciales de todo el mundo, la jerga de Lima no podía ser la excepción. Por ejemplo, aquí se dice ‘telo’ por hotel, ‘jonca’ o ‘conja’ por cajón, ‘dorima’ por marido, ‘merfi’ por firme, y así por el estilo. Sin embargo, en respuesta al post, un lector –gitano, con toda seguridad- protestó por la mala interpretación.
“La palabra "coba" – explicó- proviene del idioma caló, de los gitanos en España. Significa adular, engañar. Dado que la sociedad española, en términos generales, ha masacrado y estigmatizado a los gitanos por el simple hecho de tener un estilo de vida diferente. Se le arrebatan sus palabras y, como han pretendido definir a los gitanos como sinónimo de criminales, entonces las palabras que son de su lengua, nos dicen que son propias del "lenguaje de la delincuencia" o "una voz de germanía".
Lo menciona Nicomedes...
Tal comentario nos remitió a un diccionario de caló –es decir, gitano- de donde pudimos tomar su presunto origen. Y hallamos esta definición y sus raíces.
coba.
(Del ant. cobar,
empollar, y
este del lat. cubāre,
acostarse).
Acostarse, obviamente, en una cama. Entonces
recordamos una creación de Nicomedes Santa Cruz quien, en su décima “En la era colonial”, la cual trata de la
antigua replana limeña, dice
“…El Alto Lirio era Lima;
Bajo Lirio, Abajo el Puente;
Lanchagira, el aguardiente;
Y era remia por arrima;
Coba coba la tarima…”
En este
caso la coba no tenía que ver con la
adulonería interesada sino sólo con el dormitorio.
Cabe
destacar, además, que la jerga del hampa chilena recibe el nombre de coa, a la que algunos asocian con ‘coba’,
engaño, embuste, adulación. Asimismo, se
le llama ‘coba’ al lenguaje rufianesco de Bolivia.
Pero siempre meten
sus narices los estudiosos de biblioteca para elaborar las teorías más jaladas
de los cabellos: que coba es boca al revés; que coba viene de escoba, para
barrer con todas las pertenencias de la víctima; que viene de ‘go back’, regrésate en el slang
norteamericano porque, argumentan, el estafador debe actuar como antes de
empezar a delinquir. Estas originales teorías son válidas en tanto no se demuestre
su autenticidad.
¿Qué nos queda?
Cobearlos.
su artículo está acertado. No se encuentran esas acepciones en el libro de Hevia, ni de ningún espcialista en jerga, pero lo que no nos explicamos, señor Araníbar, es por qué no quiere tomar en cuenta las teorías de los lingüistas.
ResponderEliminarElos son los que abren camino en el estudio de jergas y dialectos del hampa.
lo que me parece que el escritor quiere decir es que algunos lingüistas quieren imponer sus teorías como ciertas, lo cual, como dice el autor, es un capricho. Una teoría es sólo eso. Por último, los estudiosos jamás se van a poner de acuerdo.
ResponderEliminarMuy buena info
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