sábado, 1 de enero de 2011

MUNDIAL DE SUDAFRICA: PARTIDO DINAMARCA – GRECIA : CHOQUE DE TRABALENGUAS

Que este rayo parta al columnista!

Por: Manuel Araníbar Luna

manuel.aranibarluna@gmail.com
El juez del partido carraspea, se persigna, escupe y da comienzo al encuentro, rezando para no tener que interpretar  reclamos de los contendientes. Poulsen  se la pasa a Sorensen y este a Eriksen, quien habilita a Larsen. Rassmussen le pide la pelota a Thygesen. Menos mal que le quita la pelota un griego porque con tanto apellido que acaba en ‘sen’ me estoy mareando, porque escucho al entrenador danés DT  que los arenga:
-Primero recen, luego pasen, posen y no pisen.  Y comiencen a eludir a los griegos para que no los alcancen, lo destrocen, lo asen  y después gocen con cerveza Pilsen
Alarma  en el área de Dinamarca: les han robado un lote de películas porno. Patrick Mtiliga se mitiga del susto dándole la pelota  al Tomasson cuyo apellido era Tomás nomás, pero creció rapidito. Ahí donde ustedes lo ven, el Tomasson tiene solo doce añitos y miren lo grandecito que está alimentado con  leche de ubres danesas, aunque no se especifica si es leche de vacas o de danesas gordas. Algunas chicas se le ofrecen de madres sustitutas. Este Tomasson, cocea a lo caballo furibundo pero  Alexis Tsorvas, el  griego, escapa con la pelota disfrazado de embarazada, porque lo está buscando Irene Papas creyendo que es el hijo no reconocido de Anthony Queen.
Algo se pudre en Dinamarca, dice Hamlet, y toda la culpa se la echan al pobre Karagounis, por tener ese apellido,  sin percatarse que lo que hiede es una ensalada griega  de queso con hongos, lo cual es una táctica del DT, a quien, por criminal, habrá que darle el desayuno con DDT .
Eriksen el Rojo lanza su nave desde Groenlandia y le da pase a  Jorhgensen que no practica el budismo Zen, pero  medita por las ánimas benditas y en medio de ese trance se la quitan y le hacen el gol por culpa de los vikingos, que se  ganan los cuernos por dejar  a su mujer sola en casa con su jardinero  enamoradizo. Sorensen, alias ‘la monjita’, porque en su casa solo le llaman Sor, sortea la pelota y el premio  se lo gana Marino quien, Stergos como una mula, no quiere la pelota sin órdenes del DT. Karagounis ha venido con pañales desechables  y le reza el Evangelis a Moras, a quien el DT le grita “por qué te demoras!”. El partido está partido y el soplapitos no tiene mayor trabajo porque lo han despedido por esto de la crisis global, pero aquí el globo sigue  rodando.
El presidente de la delegación, un tan Kagensen, se esconde entre las Malezas de Stelios  con un papel higiénico y maldice a Sócratis Papastathopoulos porque su apellido es demasiado largo. Lázaros resucita cuando ya lo estaban enterrando, eructa en griego y le recuerda a Sócratis que tiene más cultura, que él sí es un hombre de letras, de muchas letras. Que su apellido es Christodoulopoulos, compadre. Y sigue baladroneando  que su abuela se apellida Papacontisuyopoulocontratodosopulis …(siguen letras, pero me interrumpen  los colegas para informarme que el partido debe seguir y que las letras las deje en el silabario). En medio del trabalenguas del apellido le han clavado  un golsen bien pateádonsen por  el delantéronsen Moller Chrístensen, a quien su tatara tatara abuelo Hans Christian le ha contado el cuento del lorito y la solterona. Moller  le pide a sus compañeros que sólo digan sus iniciales a los periodistas, para que no los confúndansen.
Constantinos le presenta una Manolas a Marinos, quien se pone el impermeable  creyendo que está en la mar al ver las olas de público que le lanza vivas, cuando las esperanzas ya están muertas, pero Pantelis, el Kapetanos, lo llama al orden.
Los daneses juegan en pared, pero las paredes griegas tienen cuarenta  siglos,  y  eso que los perros las humedecen a diario, y los helénicos traban a un vikingo. Tiro libre. Llaman a Erik el Rojo que ese sí es un asesino. Los griegos levantan una columna griega. Disparo y el Partenón aun está intacto resguardado por el portero Tsorvas que espera  tembleque, como cervatillo recién nacido, y preocupado  pide que alguien lo cubra. Y desde la tribuna le lanzan una manta. Pero qué bruto, abrigarse en verano. Eso le cuesta un gol.
Tzavelas compra velas y no balas, eso le toca a Telly Zavalas, quien pide goles y no tamales. Vasileios tiene las piernas  Torosidis, tanto así que por entre ellas pasa corriendo el enano alcanzapelotas. Tsamaras le dice a la pelota “si me amaras”, pero esta, solterona, lo rechaza y prefiere a un danés,  un gran danés, quién sabe con qué intenciones.
Krohn-Dehli no es de la India, pero se pone a meditar en pleno ataque de las huestes helenas, lo que le ocasiona un gol.  Moras no quiere demoras y acelera. Los locutores se aplican crema desenredante en la lengua. Ahora ya sé que las mujeres no se hacen la prueba de Papanicolau porque les da vergüenza equivocarse con el nombre. Una campesina, por ejemplo, se santigua creyendo que han elegido un nuevo Papa. Ha terminado el partido y mi cerebro ha quedado partido, mitad danés y mitad griego. Termino la nota con la Ilíada incrustada en las neuronas. Y para colmo  llega  mi esposa colérica gritándome en el idioma helénico que tengo algo malo en la cúpula y  que soy un crápula sin escrúpulos, a quien sólo le gusta la cópula y el  lúpulo.
¡Al primero que me invite queso danés o a enseñar raíces griegas le destrozo la cara!