jueves, 27 de noviembre de 2008

PERUANISMOS QUE MARTHA HILDEBRANDT NO HA CATALOGADO (I)

(O ¿vale la pena bañar un chancho?)


Escribe: Manuel Araníbar Luna.

1. DE VUELTA AL RIOBA.


1. Hace unos días en una tienda deel centro, la dependiente se quejaba de la aparición de pandillaje en el Rímac, lugar donde vivía. A mi pregunta, respecto a qué barrio del Rímac se refería, me miró extrañada y un tanto molesta.

-¿Barrio? No, señor, yo vivo en edificio.
-Ya sé, lo que quisiera que me digas es en qué barrio está el edificio.
-Le repito que vivo en edificio, no en barrio.

Un par de meses atrás, una chica del Callao, al revisar el contenido del videocasete de la fiesta de su matrimonio le pedía al editor del video que le quite algunas escenas porque le parecían “muy barrio”. Respondiendo a mi curiosidad respondió que barrio era “el lugar donde campea lo chabacano, lo de mal gusto, por ejemplo, la gente descamisada que se ve en la grabación”. Lo gracioso es que ella pertenecía a ese “barrio”.

Bien, de primera intención, uno se subleva contra esta distorsión de una palabra inofensiva con la cual se ha criado, el lugar donde creció, y donde actualmente vive. Uno se lamenta de que ya no podrá mencionar ‘barrio’ sin evocar un lugar atiborrado de de malandrines.

¿Pero es que ya al barrio no se le podrá llamar así? Si Felipe Pinglo hubiera nacido, por ejemplo, en Barranco, ¿cómo hubiera titulado su vals “De vuelta al Barrio”? ¿De vuelta a mi suburbio? ¿De vuelta a mi cuadra? ¿De vuelta al arrabal? Y si Luciano Huambachano, autor de ‘Barrio bajopontino’, hubiera nacido en un edificio, qué nombre le hubiera puesto a su composición? ¿Distrito rimense? ¿Jurisdicción del Rimac? ¿Cuál de estas acepciones supletorias es más huachafa? Y si aquella dependienta de la tienda céntrica algún día compone una balada al lugar donde vive, adivino que el título sería “Oh, mi romántico edificio”. Y retrocediendo unas décadas, el verso del famoso tango que cantara Gardel:

Barrio, Barrio, perdoná si al evocarte se me pianta un lagrimón

Habría que modificarlo:

Distrito, distrito, perdonadme si al evocarte se me escapa una legaña.

Pero ya llegué a la conclusión de que hacer una campaña contra la distorsión de estas palabras es más inútil que bañar un chancho. La pregunta es ¿quién ensucia más? ¿El chancho o quien lo cría? ¿Vale la pena gastar en jabón?

2. CABRÓN
Un par de púberes surquillanos, entre los trece y quince años, estaban bromeando en la esquina de su casa. Uno de ellos se burlaba del corte de cabello del otro. “Pareces un cabrón”, le gritaba entre carcajadas. Cuando escuché esa frase recordé que mi viejo, natural de Tarapacá, usaba esa frase, cabrón, para denominar al sinvergüenza, al proxeneta, al gigoló, al caficho, al mantenido. Asimismo, llamaba de esa manera a cualquier persona de quien no recordaba el nombre.
Me acerqué y le pregunté a qué le llamaba cabrón y esto le sorprendió.
-¿Qué? ¿No sabe, tío, lo que significa cabrón? ¡Cabrón significa maricón, pues!

Pero el uso de la palabreja no se circunscribe tan sólo a los distritos populosos. En una entrevista bastante ácida entre Jaime Baily y Ricardo Belmont, a una satírica pregunta del anteojudo entrevistador, Belmont, aludiendo al bisexualismo de Jaime, le llamó “cabrón con suerte”.

Es de notar que en Mexico se le llama cabrón al vivo, al ágil de mente y acción, al que saca provecho de los incautos. Que en Puerto Rico, Cuba y en algunos otros lugares se le llama así al cornudo. Los Guaracheros del Oriente en la composición de Ñico Saquito, “Compay Gato”, ponen la famosa palabra en evidencia sin mencionarla:

Cuando el chivo es chiquito le dicen cabrito,
Pero cuando es grande… ¿lo digo? ¡Dilo! Le dicen: ¡Ay!

A lo que iba. ¿Cambió ya de significado la palabra cabrón? ¿A los afeminados ya no se les dirá cabros, britos,británicos o brócolis? ¿Es que la palabra cabrón terminará por alojarse en el habla popular pero con una connotación diferente a su significado original?

En estos dos ejemplos uno llega a darse cuenta la forma en que se desvirtúan las palabras del pueblo y cómo se distorsiona su significado. Ya uno no puede decir que su barrio es la cuadra dos de Porta o la cuadra tres de Camino Real. Quien no conozca el distrito al cual pertenecen ambas calles pensará que uno se refiere a un pueblo joven. (Ojo, yo vivo, a mucha honra, en un barrio del Callao).

JAMAR.

En la replana antigua a la comida se le llamaba “jamancia” o “bitute” . Y muchas décadas después, en la década de los cincuenta, se escuchaba la gente decía “voy a papear” por decir “voy a comer”. Más antes el verbo era manducar o merquear. Para los sesentas, a la comida se le decía ‘combo’, ‘combate’, y luego, “risio” y el verbo era “risiar”. Para los noventa esa palabra llegó nuevamente al habla popular de los sectores c , d y e. y de allí pasó a las ligas mayores. y hoy nuevamente las palabras “jama” y “jamar” ha vuelto a los sectores populares.

CHIMBA
Un caso análogo sucedió con la palabra “chimba”. En la replana antigua se le denominaba “chimba chimbadora” a la cabeza del ser humano y “chimba de calero” al miembro viril. La palabra se desarraigó por completo y pasó al olvido. A finales del siglo pasado y principios del presente la graciosa palabrita renació y hoy se denomina indistintamente “chimba” a las partes del cuerpo mencionadas. A propósito, cierta tarde en la Isla de San Andrés, en el Atlántico, un amigo colocho estalló en carcajadas cuando delante de su esposa le mencioné que en el Perú hay una ciudad llamada Chimbote. El amigo me llamó a un aparte para decirme entre susurros que tenga cuidado con esa palabra porque en Colombia se le dice “chimbo” al miembro viril. Por el súbito rubor de su esposa colijo que el nombre Chimbote debió causarle una fantasiosa magnificación mental.

Como ya ha pasado en otras ocasiones, una vez que un término se incrusta en el habla popular puede suceder lo siguiente: o se queda definitivamente pegada como una lapa sobre el tollo o bien cae en desuso para siempre, como sucedió con muchos términos que utilizaban los hippies de los sesenta.

Y al respecto, ¿Qué hacemos? Nada, porque, ya lo dije, cargosear en esto es tan inútil como un timbre en el cementerio, nadie nos va a escuchar. Porque cuando el significado de una palabra es distorsionado la situación es irreversible. No se puede hacer nada para remediarlo.
O quizás sí. Este es el sitio donde todos pueden opinar. Anímense y escríbannos.

Manuel Araníbar Luna
Oslo, 4 de octubre del 2008

1 comentario:

  1. SEÑOR, ESPERO QUE NO SE MOLESTE POR LO QUE LE DIGO, USTED ESTA CONTRIBUYENDO A QUE SE PROPAGUE EL HABLA DE LA GENTE IGNORANTE...
    YO NO SE QUE LE VE DONDE ESTA LA GRACIA Y LA CHACOTA EN LO QUE ESTA ESCRITO EN SU ARTICULO

    MI PREGUNTA ES, NEGAMOS LO EVIDENTE, QUE EN EL PERÚ SE ESTÁ DESTRUYENDO EL IDIOMA?
    CON ESTE ZAFARRANCHO QUE USTED ESCRIBE SE CONTRIBUYE A CULTURIZAR AL PUEBLO PERUANO?
    UN POCO MÁS DE SERIEDAD SEÑOR COLUMNISTA

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