viernes, 10 de octubre de 2014

EL ÉBOLA, UN ARMA BIOTERRORISTA QUE SE LES ESCAPÓ DEL LABORATORIO

* Qué culpa tienen los Monos * Inoculando bebés hispanos * Un negocio millonario * El agente naranja en Vietnam * 
En Guatemala...
En el año 2011, el ex presidente de Guatemala, Álvaro Colon, denunció que Estados Unidos inoculó enfermedades venéreas en 696 guatemaltecos durante 1946 y 1948, con el pretexto de vacunaciones a la población. Ante semejante escándalo, lo único que dijo Estados Unidos fue “discúlpenos”. Pero Guatemala no fue el único país víctima de estas aberraciones científicas de EE.UU., es larga la lista de crímenes de lesa humanidad que ha cometido ese país en su guerra biológica.
En 1931, Cornelius Rhoads patrocinado por el Instituto Rockefeller y quien formó parte de la Comisión de Energía Atómica de EE.UU., infectó a cientos de ciudadanos puertorriqueños con células cancerígenas mientras realizaba experimentos médicos.
En 1951, Estados Unidos utilizó plumas de aves infectadas con Ántrax modificado, para provocar peste en Corea del Norte y luego inocular fiebre amarilla en ese país.
En 1962, EE.UU. contaminó un barco de caña de azúcar que hizo escala en Puerto Rico rumbo a la Unión Soviética.
En 1966, el Pentágono hizo quebrar varias ampollas de Bacillus subtilis en las rejas de ventilación del metro de Nueva York exponiendo a más de 1 millón de personas a esta bacteria.
Qué culpa tienen los monos...
En 1970, Fort Detrick desarrolló técnicas de biología molecular para producir retrovirus a partir de otros mediante la manipulación genética, hoy conocido como VIH, todo como parte de un Proyecto Militar para Africa, esto fue denunciado luego por varios oficiales militares de alto rango, lo curioso es que los mismos descubridores del virus en 1984, eran los mismos participantes del proyecto militar en 1970, y nadie dijo nada al respecto, culpando a unos monos africanos de tan letal virus de la diseminación.
En la década de los 70, EE.UU. desarrolló la Operación Mangosta. La CIA inoculó en Cuba distintos virus como Epifitia Roya de la caña para afectar distintas zonas cañeras del país, fiebre porcina africana, que obligó a sacrificar a más de 700 cerdos y el moho azul del tabaco que destruyó más del 85% de esas plantaciones.
En 1981, en Cuba, introdujeron el virus del Dengue Hemorrágico nuevamente modificado, que le costó la vida a 158 cubanos, de ellos 61 niños. Desde esa vez este virus ha causado millones de muertes en Sudamérica, con el visto bueno de EE.UU.
Inoculando bebés hispanos...
En 1990 en Los Ángeles aplicaron de manera experimental la vacuna del sarampión en bebes negros e hispanos, la población más dócil, a quienes inoculaban con cepas de virus de prueba modificados, como parte de un Proyecto del DOD de EE.UU, para ver los efectos de estos nuevos virus.
En 1995, el Gobierno de EE.UU. admitió que le ofreció a criminales de guerra y científicos japoneses cuantiosas sumas de dinero e inmunidad a cambio de información sobre las investigaciones que realizaban sobre guerra biológica, otro Proyecto similar al de Paper Clip para los nazis.
Una semana después del ataque a las Torres Gemelas, Estados Unidos sufrió un extraño ataque con Ántrax modificado. En junio de 2008, el Dr. Bruce Irvins, científico del Ejército estadounidense en armas biológicas, se suicidó antes de ser acusado por estos atentados. Pero EL Dr. Irvins no es el único científico que pierde la vida en extrañas circunstancias.
Un negocio millonario...
En julio de 2003, el científico británico Dr. David Kelly fue hallado muerto, dentro de su casa, luego de darle un entrevista secreta a la BBC de Londres, en la que confiesa que era totalmente falso que Irak tuviera armas de destrucción masiva y que simplemente era una excusa para invadir y saquear a ese país. Este hecho generó innumerables interrogantes, pero también dejó al descubierto el perverso mundo de las guerras biológicas de Estados Unidos y Gran Bretaña.
En 2009 y 2010, el Departamento de Defensa de EE.UU y sus laboratorios de Fort Detrick, son involucrados junto a corporaciones de Biofarma, en el desarrollo de cepas nuevas modificadas de gripe aviar y porcina, con su posterior contrabando a Europa y China. Lo extraño es que meses después surgió una epidemia generalizada y global de gripe, esto favoreció a la OMS y sus cadenas farmacéuticas para subir la escala a pandemia global, lo que les facilito la venta de sus fármacos, obligando a las naciones a consumir sus productos y su aplicación a la poblacion. Las corporaciones de biotecnología : KlaxoSmithKline, Novartis y Gilead Sciences muy relacionadas al Departamento de Defensa de EE.UU y a los Proyectos de FORT DETRICK, ahora veían incrementar sus ganancias multibillonariamente a vista y paciencia de los gobiernos, y actualmente lo siguen haciendo.
El agente naranja en Vietnam...
Aunque las Convenciones sobre Armas Químicas y Biológicas ilegalizan la producción, el almacenamiento y uso de armas biológicas, Estados Unidos mantiene inamovibles los mayores arsenales de estas armas de destrucción masiva y ha sido el primer país en aplicarlos a naciones. Nunca podremos olvidar lo que hicieron contra el pueblo vietnamita y camboyano con el tristemente recordado “Agente Naranja”, fabricados entre el gobierno de Estados Unidos y la farmacéutica Bayer. Bayer obtuvo jugosas ganancias durante y después de la guerra.
Desde el año 2001, Estados Unidos ha gastado unos 50.000 millones de dólares en armas biológicas. Antes de partir, el ex presidente George Bush asignó para el año fiscal 2009, casi 9.000 millones de dólares más para gastos en bioarmas, es decir, 39% más de lo que se asignó para el año 2008.
Pero también se ha denunciado que estas bioarmas han llegado a manos irresponsables. Así sucedió con el caso de Cuba, cuando agentes de la Central de Inteligencia de Estados Unidos CIA, le entregaron a miembros del grupo terrorista “Omega 7″ armas bactereológicas para introducirlas en Cuba y acabar con la Revolución. El líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, lo denunció en su momento en la ONU, pero pasaron muchos años para que el mundo pudiera confirmar la veracidad de esas denuncias.
Tomado de
http://progresismohumano.wordpress.com/2014/08/13/virus-ebola-otra-manipulacion-biologica-de-ee-uu-en-fort-detrick-como-un-arma/


miércoles, 10 de septiembre de 2014

Martha Hildebrandt no Tiene Poto

Por Gregorio Martínez

POTO, vocablo de origen quechua, antro redondo y túrgido en el castellano que hablamos los peruanos. Se acomodó, suave y meneadito, en todos los niveles sociales, en cada región geográfica. Dicha palabra, poto, es el nombre de una cucurbitácea nativa. Por artificio metafórico, poto resulta, a la vez, el apelativo coloquial del trasero humano. Pero, de modo inexplicable, poto no asoma su protuberancia en el volumen Peruanismos, de Martha Hildebrandt, que ya va por la 3a edición, Lima, 1994.
En efecto, el calepino de Martha Hildebrandt no tiene poto. Nunca meneó, la susodicha autora, el vocablo poto. Ni en Peruanismos, aparecido por primera vez en 1969, cuando todavía éramos virgo, y menos en Lengua culta (título anacrónico). Tan ostensible carencia huele a lo peor: autocensura y falso pudor. Pues, igual, el glosario mencionado omite palabras tan usuales como: cojudito, ortencio, guasamaya, guasamandrapa, chuchumeca, trola (en su significacion lúdica y perniciosa), etc.
Por suerte, y para honra del idioma castellano, poto sí figura en el tesaurus de la Real Academia. No importa, mientras, que la definición de poto sea pobrísima y cojitranca: "Vasija pequeña para líquidos". Eso bien podría ser una garrafa de vidrio maluco y burbujiento. Señoras y señores de la Real Academia, poto se llama en el área andina a la cucurbitácea cuyo fruto maduro y seco se usa como recipiente para granos y líquidos.
Aunque se le mire con segundas intenciones, Martha Hildebrandt no tiene poto. Seguro que más de un convenido argumentará que en todo caso tiene güevos. La verdad neta: tampoco. Ni en su Peruanismos ni en ninguna otra parte. Güevos con "g" de guerra es un peruanismo que requiere atención. Aquella leyenda de que Martha Hildebrandt tenía güevos nació durante el gobierno del general Juan Velasco, cuando ella trataba a carajazos a sus subordinados del Instituto Nacional de Cultura.
Hasta se creó un fantasma en torno a los supuestos güevos de Martha Hildebrandt. Periodistas del diario El Comercio, en el periodo que el gobierno capturó la prensa, estuvieron a punto de caer en desgracia. En una foto de primera plana, donde aparecían Martha Hildebrandt y varios ministros del régimen, de entre los muslos de la entonces directora del INC salía algo que amenazaba la parte posterior de un ministro. ¡Sabotaje! fue el grito. Se detuvo la impresión y se recogieron los ejemplares listos para meterles candela, pero ya algunos paquetes habían partido a provincias. Después de una aterradora investigación, quedó en claro que la causa era un deficiente secado de la foto.
Ahora preguntamos, si Martha Hildebrandt incluyó en su glosario el vocablo "calato", también de origen quechua, ¿por qué soslayó poto, que es el sustantivo natural para el mentado epíteto? En todo el Perú es corriente la expresión: poto calato. Al trepar al níspero para ocultar el sol con un dedo, la ilustre lingüista dejó el vocablo poto expuesto a los cuatro vientos de la rosa náutica. Vimos el queque. No había sido tan geometría plana de Euclides sino un poquito la elíptica de Georg Cantor.
¿Podría considerarse que el término poto constituye una vulgaridad, una obscenidad del habla? Más bien un eufemismo, alegaría alguien. Sin embargo, no parece que poto haya entrado al torrente del castellano coloquial como un recurso eufemístico. Esa función de colchón moral la cumplían bien los términos nalgas, posaderas, sentaderas, trasero y otras palabras pudendas. Mayores indicios muestran que poto arribó al castellano por razones de expresividad idiomática: humor, afectividad, metáfora.¡Que rico poto!
Tanta singularidad posee la palabra poto que hasta nos identifica como nación. Cierta vez que nos encontrábamos en el aeropuerto de Londres, en el mostrador de la British Airways para tomar un vuelo a Nueva York, escuchamos que una dama de aspecto europeo le decía a otra muy joven: "Pórtate bien, o cuando vaya te daré duro en el poto". Inmediatamente pensamos: peruanas. Efectivamente, había sido la familia Pisculich de Chaclacayo.
Quizás la ausencia de la susodicha palabra en el glosario aludido tenga explicación. La mayoría de los estudiosos del idioma ignoran qué cosa es un poto. Un real poto. Sea un potito o un potazo. Un poto soberano. Un poto pasable. Un poto chupado y pasmado. Ya que muchas veces la gente de libros piensa que poto, mate y calabaza son sinónimos. No. Cada cual es diferente y distinto.
El poto, casi siempre, tiene forma de botella con cuello largo. Y crece variado. Enorme, mediano, pequeño o diminuto. Como utensilio, al poto se le llama limeta. Aunque limeta (botella) sea un arcaísmo castellano de origen árabe. En aquellas comunidades donde se cultivan cucurbitáceas desde tiempos inmemoriales, cualquier niña o niño puede distinguir una mata de poto de una planta de mate dulce o calabaza, todo sin la menor vacilación.
Aunque se le soslaye en el siglo XXI, poto forma parte del repertorio de peruanismos desde el siglo XIX, cuando Juan de Arona (Pedro Paz Soldán) publicó su diccionario, en 1883. En la actualidad poto es un americanismo que extiende su uso por toda la región andina de Sudamérica. Y si en inglés no existiera la palabra "buttock" para nombrar el trasero y así evitar el coprolálico "ass", poto ya habría extendido sus dominios también hacia el norte. Sería, entonces, el segundo quechuismo cosmopolita en lengua anglo, después de charqui (jerky). Estamos seguros que tanto el Webster's Dictionary como el Oxford English Dictionary, ambos con un repertorio de más de 300 mil palabras, habrían recibido al vocablo poto con los brazos abiertos. No con la reticencia del lexicón paupérrimo de la Real Academia, que apenas registra 88,431 términos (22a. edición).
La existencia de la cucurbitácea poto se remonta a la etapa formativa de nuestra agricultura, la revolución del neolítico. Posiblemente el poto sea contemporáneo del pallar, conocido internacionalmente como "lima bean" (frejol de Lima). En Huaca Prieta, en el valle de Chicama, al norte de Trujillo, donde Junius Bird encontró el pallar en uno de los asentamientos humanos más antiguos del Perú, ahí también ya había poto.
Pero, aunque resulte increíble, el poto no se come. Ni siquiera cuando está tierno y lozano, con lustre de porcelana china. No se come porque hiede. Lo cual puede ser signo de que contiene alguna ponzoña. Algunos arqueólogos y estudiosos creen que no se come porque es utilitario. El mate dulce y la calabaza también son utilitarios, aun con usos más diversos, pero ambos se guisan cuando están tiernos. Posiblemente los habitantes de Huaca Prieta, hace 8 mil años, ya comían calabaza y mate dulce en guiso picante con camarón y chanque.
Al madurar y secar, ahí sí, calabaza, mate y poto adquieren casi la misma consistencia. Un cojudito, pocillo que se usa en el norte para servir chicha o clarito, puede ser de cualquiera de las tres cucurbitáceas. Una lapa o plato, que generalmente es un mate cortado en dos, puede elaborarse también de una calabaza o de un poto. Así mismo, los finos trabajos de burilado se ejecutan en cada cual. Las dulceras chinchanas de frejol colado usan mates y potitos para envasar el delicioso producto. Pero el güiro de cumbiamberos y salseros suele ser siempre una calabaza. Esta situación es la que ha confundido a muchos estudiosos que usan calabaza, mate y poto como términos equivalentes.
Poto como sinónimo de culo, muy pocas veces aparece en la escritura formal. Es una palabra que pertenece a los ámbitos de la oralidad. Por tanto, carece de prestigio. Esa es la causa de su extraterritorialidad y de la reticencia del diccionario para consignarlo. Tarde, algunos doctos aún quieren que poto permanezca en los extramuros del idioma. Esto concuerda con el anacronismo de Martha Hildebrandt, que piensa que la lingüística todavía puede hablar de lengua culta.



viernes, 23 de mayo de 2014

La pelota de trapo y los potreros

Por Manuel Araníbar Luna.
La pelota de trapo…
Los primeros encuentros con la pelota en nuestra lejana infancia fueron en último patio del inmenso callejón de nuestra primera infancia.
 Húmedos y hongosos ladrillos King Kong fueron los primeros arcos, y los encuentros eran de uno contra uno. Los vecinos del callejón se molestaban por los golpes a sus puertas hechos por la pobre y humilde pelota de trapo, la cual, se confeccionaba con todo tipo de medias (de nylon de la tía solterona, de educación física de los hermanos mayores, añadiéndole  una pelotita de Jacks en el centro para darle algo de rebote y haciéndole el lazo final con pasadores que llamábamos ‘culo de gallina’.
Para alivio de los vecinos del callejón, pocos años más tarde peloteábamos por las destrozadas veredas de la cuadra. Ya los postes de alumbrado público nos servían  de vallas y la cantidad de jugadores se incrementó a cuatro contra cuatro. Igualmente el conjunto de vecinos furiosos se incrementó al mismo ritmo que los percances: los destrozos eran contra vidrios de ventanas y vitrinas de juguerías y bodegas.
Los potreros.
Cuando la cuadra quedó chica debido al desarrollo de la adolescencia tuvimos que cambiar de escenario de la pelota a los antiguos potreros (llamados también pampones) a los alrededores de antiguas ruinas incaicas conocidas como huacas: por fin hallamos la libertad para patear la antigua pelota de cuero con pichina que saltaba entre las huellas de antiguos surcos de sembríos. Y todo sin la preocupación de romper ningún vidrio, correr sin ataduras de ninguna clase, gritar groserías capaces de enrojecer a las tías solteronas, torciéndonos los tobillos o embarrándonos en los charcos de regadío.
Hoy los versos del poeta José Cantero Verni nos han retrotraído las inolvidables épocas de la escuela primaria. Se nos han juntado tantos recuerdos que vamos a tener que soltarlos de a pocos…
(Continuará).

QUE VUELVAN LOS POTREROS
Por José Cantero Verni

Que vuelvan los potreros, que vuelvan a la carga
detrás de la pelota, gritando cada gol,
tejiendo mil historias con sueños que del alma
desnudan esa garra de fútbol e ilusión.

Que vuelvan los potreros jugando a cielo abierto
mostrando la gambeta que encara sin pudor,
con esa camiseta que tiene el sentimiento
sin pagas y sin sueldos, a puro corazón.

Que vuelvan los potreros que vuelvan a pintarnos
desbordes de punteros mostrando ese color,
de un viaje sin boleto que entrega el entusiasmo
corriendo hacia los arcos sin dar explicación.

Que vuelvan los potreros surcando el infinito
el fútbol en la sangre cantando de emoción,
soltando ese romance que vibra en los latidos
que agita los sentidos y enciende la pasión.

Que vuelvan los potreros que vuelvan con el fútbol
que traigan su frescura, su toque y diversión,
que vuelvan cara sucias mostrándonos el rumbo
y jueguen con orgullo hasta el último sudor.

lunes, 19 de mayo de 2014

"QUE VUELVAN LOS WINES"

Los versos del poeta José Cantero Verni nos remontaron a épocas gloriosas en  que los wines -o punteros- corrían como trombas por las bandas abriendo trocha, dribleando a rivales como troncos, disparando centros precisos o misiles a ras de piso para que la metiera cualquiera con sólo tocarla. Quién no recuerda la picardía de Garrincha, Baylón, Muñante y  Jairzinho por la derecha, y por la izquierda al Jet Alberto Gallardo, Juan Seminario y J. J. Muñante, por mencionar sólo a algunas figuras de los álbumes del recuerdo. Hoy se juega diferente. Hoy los 'punteros mentirosos' y los carrileros los han mandado al baúl de los recuerdos. No obstante, Cantero los ha sacado del baúl, los ha desempolvado y nos los ha mostrado en versos. Es que Cantero los extraña. Nosotros también.

"QUE VUELVAN LOS WINES"

Por José Cantero Verni

Que vuelvan los wines corriendo en el viento
que traigan gambetas con gritos de gol,
que pinten de fiesta a cada momento
el alma y los sueños a puro pulmón.

Que vuelvan los wines con toda su historia
con piques certeros mostrando ese don,
soltando el aliento en pos de la gloria,
al pie la pelota con gran decisión.

Que vuelvan los wines dejando en los ojos
desbordes eternos de luz y color,
el fiel sentimiento corriendo a su antojo
con fintas de oro entrando en acción.

Que vuelvan los wines, que suenen trompetas
que arranquen suspiros latiendo en la voz,
que enciendan el ritmo de viejas leyendas
con toques de orquesta de inmensa pasión.

Que vuelvan los wines volando en la raya
siguiendo el impulso que da el corazón,
que pinten de fútbol, la vida y las canchas
con centros al área en gritos de gol.