lunes, 24 de noviembre de 2008

CHAPLIN VISTO DESDE EL CINE DE BARRIO

SOMBRERO, BASTON, BIGOTITO Y ZAPATONES


UNO
Era muy niño cuando vi sus primeras películas. Para esos tiempos era, por ejemplo, un sacrilegio ver una mujer embarazada en las pantallas, o peor, una pareja compartiendo el lecho. Para esos tiempos, decía además, aún ignoraba que Charle, ese hombrecillo con sombrero de hongo, bastón, y zapatos demasiado grandes para su tamaño había sufrido en carne propia ese vil atentado puritano, ruin e hipócrita contra la cultura y el arte. Ignoraba además que era un archivo de tres mil hojas en el FBI de Hoover. Ignoraba que ese hombrecillo que caminaba como un pato y hacía piruetas de pingüino y foca era otro blanco, otro pagapato en la mira telescópica cavernaria de Mac Carthy. Era el personaje gramputeado por los chauvinistas a ultranza. Odiado por los pro-nazis. Deseado por las adolescentes caza fortunas.
La cazuela del cine Alianza, en el distrito de Lince, hoy convertido como casi todos en templo evangélico, retumbaba por las carcajadas de la concurrencia. Hasta Don Enrique, allá afuera vendiendo su sanguito con apuestas de "Grande y Chico" en los dados, lucía feliz oyendo esas carcajadas que parecían venir de un monstruo de mil cabezas, que no solo reía con mil bocas, sino que aplaudía con mil pares de manos y pataleaba con mil pares de zapatos, rotos como los de Chaplin. El mudo Papi, Babita, siempre malgeniado seguía recibiendo entradas con su hermano Kike. Don Billy, aún nos daba de cocachos a los zampones, más misios que los misios que pagaban su entrada, la cual costaba un sol cinco todos los días menos los lunes "femeninos", cuando el precio bajaba a 99 centavos.

Puedes creer eso? Los mayores me tapan la boca diciéndome que ellos gozaron la entrada a once centavos, en los tiempos que Johnny Weissmuller aullaba calato, colgado de una liana, artificial fabricada en serie, como casi todo en Hollywood. Más aún, mis hermanos mayores se vanagloriaban de haberse visto todas las películas gratis, porque ellos trabajaban en los cines Independencia y Libertad. Siendo una especie de personajes cuasi divinos reverenciados por el resto de la gente misia de Lince, Santa Beatriz y parte de La Victoria.

Trabajar en un cine! Pa' la gran puta! Que lecherazos! Me parece escucharlos. Adulados por las quinceañeras de media-medias y falda acampanada. Envidiados por los zarrapastrosos de José Gálvez, Lazo y Bartolomé Herrera. Puta, qué lecheros, se ven todas las películas gratis y encima les pagan! Pa' la gran puta! Qué lecherazos!
Mira lo que consiguió una foto Charle Chaplin que pesqué de "cazuela" en la computadora: Que me acuerde de las matinees en aquel distrito de Lince que nunca más será el mismo. Y cosa curiosa, como me dice Dante: empecé a escribir acerca de Chaplin y terminé escribiendo sobre las cazuelas del Cine Alianza. Como decía mi vieja, (empecé "hablando de papa y termine hablando de yuca". Pa' la gran puta! ( ( (.

2

Como les decía, empecé con Carlitos Chaplin, como le llamaba mi mamá, y me desvié del tema.
No sé, dicen que la poesía solo se hace con palabras, pero hay música que tiene poesía, como Peer Gynt, o las obras de Mozart. Asimismo existe poesía que tiene música, como la de Chocano, Darío, Lorca y el más músico de los poetas: Nicolás Guillén, quien no solo te hace oír la música, además te incita a bailar el son cubano. Hay poesía pictográfica, como Guernica, de Picasso; Poesía arquitectónica, como el Taj Mahal, poesía paisajística, como el Puente de los Suspiros.
Porque la poesía es un gusanillo de belleza que se te enquista en la parte más sensible del craneo, y te hace suspirar si estás enamorado, te excita si estás carretón, te hace enmudecer si eres artista, y se abre como la caja de pandora con una y mil sorpresas para tus ojos, tus oídos, tu capacidad de recordar, meditar, olfatear, suspirar de la forma más huachafa posible. (Lector: si este párrafo te parece cursi, sáltalo con garrocha: A mí tampoco me gustó).
Chaplin " hacía" poesía. Nos hacia reír y llorar con facilidad, y pasar de la sonrisita cómplice de las trampas a los tiburones de los naipes, a la carcajada facilona de los tortazos, de la mirada triste tras luego de ver a su amor platónico cenando en un restaurante cinco estrellas con el ricachón con mirada de baboso, hasta el lagrimón amargo viéndolo comer sus zapatos como si fuera una chuleta. Aunque a esto los envidiosos lo ninguneen y los amargados de siempre le llamen melodrama barato. Esa escena de "No me dejes, papá" de "El Pibe", por ejemplo hizo moquear a varias generaciones, y la gente, aún en estos tiempos de indolencia y de " me llega altamente" y "a mí qué chucha", a pesar de las telenovelas y películas hindúes, los dramones mejicanos y, muy recientemente, como siempre imitando lo malo de los gringos, los talk shows peruanos. lloran con esas tiernas escenas de ese poeta de la película, comparado a los poetas de la composición como Pinglo, Manuel Acosta Ojeda,

3
Sale un sombrero de hongo, que aún mudo rezonga, luego un bastón con diapasón, que amenaza con asesinar a la brisa, persistente, a punta de puntazos y piruetas, veleidosas, coquetas. Y luego los hermanos más pobres que la sopa de mote, los zapotales, misios pero dignos, rotos, altivos y extrovertidos, no conocen la timidez ni la capa protectora.
Que no los ves reír? No tienes ojos de ver,como decía mi vieja, de palpar, de emocionarte y paladear visualmente. Si no los ves reír, no conoces el hambre, en fin, si solamente los ves bailar, padeces de estrechez visual, como los caballos con anteojeras. Parafraseando a Vallejo, si supieras ser pobre, hoy supieras ver a ChaPoplin.
Si no los ves reír, eres incapaz de paladear una mazamorra combinada con arroz con leche en Emancipación, eres incapaz de encontrar un mensaje en los valses de Pinglo, de saborear un pastelillo de camote en el Jirón Paruro, o una chanfainita en panca, con su mote y su ajicito molido.En fin si no tienes ojos de ver, si vas al zoológico, seás incapaz de ver al elefante. Ante, ante, ante.
Porque esos zapatones no solo caminan, corren y bailan, ellos animan, ellos hablan, lloran y hasta chismean cuando los dedos que asoman por entre las rendijas se frotan para darse calor; pelean, ríen. se ríen de sus pobrezas y del mundo, se burlan de los ricos que han ido al cine de barrio, vestidos de terno y corbata , para burlarse de ellos, se burlan de las botas, de los zapatos de taco alto, de las zapatillas y los borceguies, de los botas militares y de las zapatillas de los maricones, en fin de todo el mundo en compañía de las medias hipócritas,las cuales, como siempre porque no dan la cara y se esconden tras los huecos del zapato hasta lo último, ayudándose, con papeles de periódico o cartón, por vergüenza al qué dirán las medias nylón.
Y la cara y los ojos, me dirás. Pero si todo en Chaplin era chiste en su rostro, sin embargo ese todo era sufrimiento también, porque allí estaba la viveza y el candor, la espontaneidad y a timidez, lo mundanal y lo pueblerino, todos juntos, revueltos y empiernados, como la mazamorra de nota que estoy perpetrando.
sus muecas, los ojos bailarines que decía todo, su sufrimiento, su alegría su vivacidad, su viveza, que no es lo mismo. Dice de la tragedia de su pobre madre, la hambruna de la cual fue víctima en su niñez.
Su sonrisa de niño.
Por último los más tímidos, los bigotes, para su mala suerte todo el mundo los mira y remira, se burla se ríe de ellos, pero ellos no podrán hacer nada, el destino los mandó, a colgar de la nariz. Como condenados a colgar para ser orinados por los mocos de los mocos. Para que todos lo miren,

Observa los bigotes de Pancho Villa, los de Nico Santa Crúz, los del Chivo Pavoni y Rivelino. Son insolentes los de Villa, sensuales los de Nicomedes; los de Pavoni, guerreros; y por último, locos y orates, los de Rivelino y Caszelli. Pero mira al bigotito de Chaplin, para colmo, nació igualito al de Hitler. Puta, que tal hermano gemelo! Con hermanos así, prefiero ser hijo único! No te lo dije? Nacieron de culo, hasta por allí el destino los condenó. Pero la venganza fue dulce: fue el primero en burlarse de Hitler y su estúpida locura, se burló de la cabeza calata de Mussolini, se burló haciendo desorden de la policía que representaba el orden establecido; se burló de las fiestas del derroche de la gran burguesía neoyorquina, se burló, además, de la pituquería americana, que es de las más ridículas del mundo, además de ridiculizarse así mismo. Ridiculizó y esto es lo más importante: Aún ridiculiza todo y a todos, para malestar de los neonazis. Es más hoy mismo yo sé que él me ridiculiza, desde aquí, desde este póster.

Tu no podrías ridiculizar los bigotes de Nicomedes, ni los de Caszelli, menos los de Pancho Villa. Quizás una frasecita cachacienta , quizás gritarías cachoso: "Bigote e brocha!", " Care foca!" . y algunas otras chapas que los limeños, herederos de Taulichusco usan desde que se mezclaron con negros y andaluces en los albores de la colonia, lo cual nos dio esa fama de ponechapas.
pero mira al pobre y rangalido bigotito. Aquel que al más pequeño estornudo se caerá. Que ni se atreven a besar a la mano de una dama, por temor a la bofetada o a quedarse pegados en el dorso de aquella. Quién no se ríe del pequeño bigotito? Hasta los pobres que han ido al cine a identificarse con su dolor y después los pobres, esos mismos pobres, salen del cine a burlarse de sí mismos.
Perdón. Salían del cine. Hoy, esos antros de deleite, hueveo, paleteo, mañuquería, y voyerismo se han convertido , la mayoría,en templos evangélicos. Cosas del progreso, la TV, las vídeo grabadoras, el cable. El resto de ellos siguen agonizando con sus películas porno en marathon de la muerte, con sus Rambos y sus Karatekas. Pobres cines.

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