miércoles, 6 de julio de 2011

ARGENTINA 1 BOLIVIA 1: Se dispersó la nube volcánica porteña.

Por: Manuel Araníbar Luna




Confiados, los gauchos esperaban una bomba digna de la triple A, pero les cayó otra de la Triple M: Marcelo M. Martins,  una migraña para sus defensores.


Los albicelestes, esperando al Messias, se las dieron todas a la pulga pero al Lío todo se le hizo un lío, tratando de jugar solitario en un equipo en el que nadie jugaba para el equipo. Y con las cosas más difíciles que monja escaldada, el arco de Bolivia les resultó inaccesible como la puna altiplánica.


Quinteros, el DT boliviano, desde el camarín les había dicho que no teman, que los argentinos comen bifes y no pollos. Y el pollo Arias, un arquerazo, atajó hasta los pedos. Las cuatro R’s no dejaron pasar ni a la nube volcánica. Jhasmany, el Joven Maravilla, a quien sólo llamaremos Campos para no enturbiar mis relaciones con la gramática, es – a pesar de su nombre- un buen jugador.


Las cosas se invirtieron. Los gauchos esperaban escuchar un Lamento Boliviano pero a sus oídos llegó un takirari:


Flojo, sinvergüenza,
tiravida, qué querés

cantado por el Pollo Arias,  acompañado por el Coro de las cuatro erres: Ronald Raldés y Ronald Rivero además del barítono Lorgio Álvarez, más conocido como Lorg el Candado, debido a que es tan avaro que sólo mete la mano al bolsillo para acomodarse el calzoncillo. 

La pelota rebotaba inofensiva contra el búnker verde. Y a los segundos 46’ de sufrimiento, se produjo el garrotazo. El Edevaldo no en balde hizo un taquito un poco mariposón que quiso responder también de taco el  Banega que estaba pensando en la inmortalidad de Gardel y la obesa le hizo un toc-toc entre las jabonosas piernas, y entró al arco lenta y parsimoniosa, sin que nadie se dignara a  decirle “pase usted”, el Sergio Romero (¡pucha cuántos Chechos!) la quiso sacar a  bofetadas, pero la gorda sinverguenza ya estaba enquistada como Salmonella y no salió ni con carta de despedida. Corrieron al centro el juez y el guardalíneas.  Las cuatro S’s  gauchas (dos de Messi y dos de Cambiasso) no sisearon ni protestaron: gol y al centro.

El  Evo, cuya mujer se llama Adana, estaba en la tribuna y desde allí porreaba para que sus tres M’s y las cuatro R’s le hagan oposición a la triple A. Esto ocasionó que los platenses les mentaran las cuatro P’s, pero nadie les quitó el ridículo, a pesar del extraordinario gol del yerno de Maradona, el fanático che del ánime, Sergio el Kun Agüero.

Fue toda una pintura, una mezcla de toreo y artes marciales. El pelotazo vino combado. El Burdisso sacó pecho como recibiendo un don del cielo y -nada egoísta  en un equipo de egocéntricos- se la jugó así, sin bote, al elegido del D10S, al yernísimo. El Kun se elevó como los niños bicicleteros de “ET el Extraterrestre” para zapatear malambo en el aire, pero no le dio a la boleadora, más bien castigó de tijerazo a la gorda pizpireta con un pedaleo aéreo a lo Michael Jackson. Y la rechoncha bailarina infló a esa inmensa canasta  de víveres llamada arco, ocasionando un súbito y frenético grito orgásmico en las hasta ese momento desilusionadas barras argentinas. Suspiro de alivio para su tocayo el Checho y para los cincuenta mil espectadores.



Fue un agónico tango porteño, porque Lavezzi era entrador, pero jugaba sucio y a Lavezzi el Checho lo mandó a lavarse, a Cambiasso lo cambió, creyendo que Di María limaría asperezas pero Di María quedó romo, porque Arias en el área, junto con las cuatro erres eran unas murallas que no dejaban que nadie se acerque a la raya. Banega fue una mazamorra.  Marcos Rojo dejó de ser celeste y se tiñó de  verde envidia al ver que los boliches se defendían bien y contragolpeaban de lo lindo.

Bolivia era un jardín, una estancia verde donde no entraban cuatreros gauchos: Vaca, Florez, Campos, Robles, como para abandonar todo en ese contaminado estadio y escapar a la granja a respirar aire campestre.

Pitazo final del árbitro: 1 a 1 y el Messías nunca llegó para el milagro de la multiplicación de los goles.

CONSEJO DE ORO: Jamás le hagan escuchar a Banegas el tema  “Taquito Militar” de Marianito Mores. 

1 comentario:

  1. Por lo que leo vos debes ser boliviano. indio apestoso morite

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